Y es lo que he hecho todos estos años, conocerme y descubrir mi camino de evolución. Esto me ha brindado las herramientas y el conocimiento que necesito para poder ayudar a otros en sus procesos personales.

Me considero afortunada de poder hacerlo y cuando me preguntan si soy psicólogo o terapeuta, respondo que soy más bien una “terapizada” (término aún no incluido en la Real Academia Española) porque los títulos no me interesan por lo que representan, solo me guío por mi experiencia y comparto todo lo que me ha ayudado a mí con la ilusión de continuar hasta mi último suspiro ayudando a otros en sus procesos personales.

El camino de nuestro crecimiento personal es un transitar continuo que requiere de poner nuestra mente y emociones al servicio de nuestra propia vida y la de otros, implicándonos en el proceso, siendo constantes. 

Solo así podremos ayudar a otros, reconociendo que este camino es un continuo transitar o navegar, algo así como bucear. Podemos decidir si queremos ponernos la máscara de buceo para adentrarnos en las profundidades de nuestro interior, conocer más y avanzar o si nos quedamos en el exterior conociendo únicamente lo superficial a manera general.

Yo he decidido ponerme la máscara de buceo, eso me ha traído hasta aquí.